Dos corazones dolidos (Quizá sólo sea el mío), una vida sin sentido.

Y me duele el alma y la vida de todavía quererte, extrañarte, necesitarte (quizá). Quién iba a decir, mi amor, era cierto que sin vos no puedo. Me quiero sincerar, y dejando a un lado todo este desastre que se quiere llamar vida, y decirte en primer lugar, que no tengo sentido, (hace cinco meses) estoy buscando quién soy de verdad, y qué quiero. Insisto, te llevaste lo que era. Te llevaste hasta mis piernas, y hoy no sé cómo caminar.
Tampoco sé qué papel cumplo en esta obra ridícula que inventamos. [Espero terminar siendo la mala.] Dicen que de tanto mentir uno termina creyéndose las mentiras...
Mi vida, si, mi vida, la vida que te llevaste, la vida que nos falto para querernos. Nos falto huevos para querenos. Y decirte por última vez que te amo desmesuradamente y para siempre. No te voy a necesitar, no quiero, ni debo, necesitar a quien no me necesita. No se puede vivir así.
Se me esta olvidando tu voz y me da miedo, y me pulveriza. Hago fuerzas por no dejarte ir del todo, para que no se me olvide como ser. Pero la memoria se empecina en guardarte en algún rincón para juntar polvo. Me abate la puta idea de que te vayas, y me liquida no acordarme de tu voz. Y te pido perdón. Te quise como a nadie.




Sos agudo, frío, fino, y afilado. Como unís, podes cortar, pinchar, lastimar. Sos la aguja que me pincha todas la noches. Qué todavía no encontré. Que me lleva a sacar. Hoy me pinchas el alma, y me pena. Todas la noches pinchas algo nuevo.
¿Te necesito encontrar para no morirme pinchada, o para unirme? No se cómo, ni se bien para qué, pero te voy a encontrar.